Reproducimos este escrito del 2008 que nos encontramos en internet en referencia a lo acontecido el día dos de Octubre del año 1968 en la Ciudad de México en donde desafortunadamente perdimos a un compañero socorrista cuando intentaba ayudar a las personas lesionadas en Tlatelolco.
Hoy se cumplen 40 años de aquel 2 de Octubre de 1968 en que varios estudiantes fueron asesinados en la plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México.
Yo aún no nacía ni estaba en planes, quizás no tenga los suficientes elementos para expresarme pero el tema del 68 siempre me ha llamado la atención, he leído mucho sobre el movimiento estudiantil y la manera en que fue reprimido, independientemente de los motivos, de cuantos lesionados o muertos hubo, de quienes hayan sido las víctimas y los victimarios, de quienes dispararon o no, hay algo que siempre me interesó desde el punto de vista como juventino: la actuación de la Cruz Roja Mexicana en aquel momento crítico.
Después de haber platicado con algunos veteranos de la Institución que estuvieron en aquel entonces participando como socorristas...de forma muy ágil, me gustaría ofrecer estas anécdotas a nuestros juventinos de hoy, de 2008, a quienes no saben lo que sucedió aquella tarde noche del 2 de octubre...
Quiero dejar claro que son solo eso, anécdotas que recopile de lo que he escuchado de sus historias y algunas sacadas de los libros y de páginas de Internet serias.
Dicen que incluso a unas cuantas cuadras de la plaza de las tres culturas en Tlatelolco, no se sabía lo que estaba sucediendo.
La Plaza de las Tres Culturas fue cerrada para no permitir que ninguno de los asistentes pudiera salir durante toda esa noche si no lo permitía el ejército, al parecer el famoso batallón Olimpia iba a detener a los líderes estudiantiles. Cuando se desataron los hechos violentos, las balaceras, muy pronto se hicieron numerosas llamadas telefónicas a la Cruz Roja y a la Cruz Verde (servicio de urgencias del gobierno del DF) para que atendieran a las víctimas y para que las transportaran a las clínicas y hospitales que les pudieran ofrecer ayuda médica.
Apoyando las acciones de la tropa intervinieron inmediatamente carros de asalto, tanques ligeros y camiones de transporte, bloqueando las salidas y ocupando posiciones dentro de la unidad, incluso en la propia explanada de la plaza colocaron varios tanques. Las ambulancias de la Cruz Verde del gobierno del DF también estuvieron rígidamente coordinadas y controladas.
Las ambulancias de la Cruz Roja y de la Cruz Verde se mantuvieron fuera mucho tiempo debido a que se les impidió su labor de auxilio. Durante los 30 minutos que duró el tiroteo se evitó que las ambulancias llegaran a la Plaza de las Tres Culturas. Un ambulante de la Cruz Verde dijo a La Prensa que, mediante balazos le advirtieron que no se acercara.
No obstante parece ser que una ambulancia de Cruz Roja había accedido por un costado.
La balacera fue tan general que los soldados se hirieron entre sí; quedaron 12 heridos y dos muertos. Mataron a uno de los socorristas e hirieron a una enfermera cuando fueron por los heridos. Era Antonio Solano Gaona, no era estudiante ni se encontraba manifestándose, tenía 42 años, y era Socorrista voluntario de la Cruz Roja Mexicana, un empleado bancario que ese día había ido a prestar auxilio, (falleció el 3 de octubre).
Cerca de las siete de la noche se permitió la entrada de ambulancias al lugar y se desató un insoportable ulular de sirenas que acabó de poner los nervios de punta a quienes estuvieron en medio de la balacera.
María Rojo se encontraba en las primeras filas y cuando comenzó la balacera corrió a un cuartito del edificio Chihuahua, donde se colocaban los tapones de luz. Según un testimonio recopilado de ella misma, dice que salió hasta la una de la mañana, ya muy tarde, y cuando pudo entrar la Cruz Roja, que tuvo que rodear la plaza, porque por ahí estaban los cadáveres.
“Gracias a la intervención memorable de la Cruz Roja y la Cruz Verde, muchos de los heridos hoy pueden contar la historia. Las dos Cruces tuvieron 42 ambulancias en el terreno sacando heridos y su presencia costó a los trabajadores de esas dependencias tener en la jornada seis camilleros heridos.”
En el monumento donde se encuentran los nombres de los estudiantes caídos, aparece el nombre de
El 2 de Octubre, cuando la barbarie se desato en aquella manifestación estudiantil, la Cruz Roja estaba presente sin ninguna otra causa que la humanitaria, atender a las víctimas de esa violencia desatada, otra vez la neutralidad de la Institución le permitió atender lo mismo a soldados que a estudiantes, a policías que a civiles.
Es momento también de que los cruzrojistas reflexionemos sobre la importancia de ser independientes, de mantener la confianza de todos a toda costa a través nuestra neutralidad, pero también de pensar que debemos actuar de manera segura para que no volvamos a recordar a un compañero caído que solo buscaba ayudar…
Mauricio Romero / CNJ